A nadie se le esconde que nuestro municipio vuelve a estar en el ojo del huracán por presuntas irregularidades urbanísticas; pero lo curioso es que en esta ocasión se invierten los protagonistas; es decir, uno de los denunciantes del caso Arona se convierte ahora en uno de los denunciados.
Pero realmente ni quiero ni pretendo en esta ocasión entrar en los aspectos jurídicos o políticos que enturbian nuevamente la imagen de uno de los principales municipios turísticos de Canarias, pero sí me gustaría recordarles que la historia debemos conocerla, sino estaremos condenados a que se repita y a hacer juicios de parte interesados, desafortunados y que contribuyan a la desinformación.
Una vez finalizada la resolución judicial de los diferentes casos de corruptelas que azotaron al municipio Arona en tiempos pretéritos, los pequeños y medianos empresarios comenzamos, de nuevo, a tener confianza en el sistema, a saber que podíamos acudir a nuestras instituciones sin el temor de ser presuntamente intimidados o recibir supuestas sugerencias poco ortodoxas o que nos hicieran comulgar con ruedas de molino. Mirábamos con cierta esperanza a un municipio amable, con una imagen limpia de cualquier sospecha y sin ser la comidilla del resto del panorama nacional y creo que lamentablemente hemos vuelto a caer en el pozo.
Sí me gustaría destacar la integridad de algunos dirigentes políticos incluso de grandes empresarios y de muchos pequeños autónomos y comerciantes que han sabido plantar cara a esta nueva situación que no hace sino empeorar la ya de por sí crítica situación en la que nos encontramos tras la crisis sanitaria del Covid-19.
Nuestro gozo en un pozo, y no sólo por la supuesta sombra de corrupción que vuelve a sobrevolar nuestro municipio sino por la falta de reflejos y de sensibilidad con el pequeño y mediano comercio de Arona y del tejido empresarial en general, por parte del Ayuntamiento. Mientras otros municipios con menor número de habitantes y un sector comercial casi testimonial pusieron la maquinaria institucional -en forma de subvenciones- en marcha desde el primer minuto, en Arona hemos tenido que esperar tres meses para obtener la posibilidad de gestionar ayudas para poder mantener el principal tejido económico.
Solo pedimos normalidad, honestidad, trabajo y valores, y no la “nueva normalidad”.
Antonio Luis González Núñez
Presidente de A.E.C.P. Arona